LA EXPOSICIÓN TOTAL

LA EXPOSICIÓN TOTAL

Una noche completa en DEFINIENDO ESTUDIO. Salas llenas y sonido a la altura.

El sábado 31 de mayo de 2025 a las 22h comenzó la escucha completa del disco.

Un momento de muchísima atención puesta en el disco en su escucha completa.

¿Cómo fue escuchar EXILIO con las distintas salas llenas en modo cine, en silencio y luz apagada? 

– Hermoso y por momentos incómodo.

Escucharlo entre tantos artistas conocidos y no tan conocidos, en completo silencio, como si fuera una película pero sin imágenes… fue como abrir mi mente y dejar que todos miren adentro. Y por un lado, me sentí muy agradecido, conmovido, porque era la primera vez que ese disco, que fue tan mío durante tanto tiempo, pasaba a ser de los demás.

Me di cuenta de que todo eso que hice a oscuras en solitario por largas noches, ahora está en un estudio lleno de artistas prestando atención. Por momentos pensé ¿qué hago yo acá escuchando esto con esta gente? ¿No debería estar escondido atrás de una cortina?

Pero también fue reparador. Ver tanta gente en silencio, con los ojos cerrados, conmovidos o simplemente presentes me hizo entender que este disco tenía que salir. Que EXILIO necesitaba ese ritual. Necesitaba ser compartido así. Y si bien me dio pudor, también me hizo sentir acompañado.

¿Escuchaste como productor, buscando detalles, o pudiste soltar y estar en la experiencia? ¿Te pasó algo inesperado?

– Pude soltar y estar en la experiencia sí… pero no todo el tiempo. Hubo momentos en los que me aparecía una ansiedad rara, medio absurda, donde pensaba: “¿qué estará sintiendo cada uno? ¿Habrá alguien que quiera irse a la mierda y no sabe cómo?”.

Creo que EXILIO debería venir con un botón de pánico, por si alguno necesita salir del viaje. Algo tipo: “si esto te supera, apretá acá y te damos una frazada y un vaso de agua”.

Pero más allá de eso, por momentos me dejé llevar completamente. Me dejé emocionar. Escuchar el disco en ese contexto me lo resignificó. Ya no lo estaba escuchando desde el rol de productor, ni pensando en los detalles, ni juzgando si algo estaba bien mezclado o no. Lo escuché como alguien más. Y eso fue un regalo. Fue como encontrarle otro sentido al disco que yo mismo hice.

¿Qué hay del final? ¿Qué se sintió tener a todos artistas comprometidos en su búsqueda aplaudiendo de pie después de escuchar el álbum entero.

¿Te imaginaste ese momento alguna vez? ¿Cómo es pasar de estar encerrado produciendo, a exponerse de manera tan directa con la reacción del público? 

– No, jamás me imaginé ese momento. Ni cerca.

De hecho, creo que si me lo hubiera imaginado, me hubiese boicoteado todo el proceso solo por miedo a no estar a la altura de esa escena. 

Porque ¿Cómo hacés para procesar algo así? Estás años encerrado, peleándote con tus ideas, con tus emociones, con tus demonios y de golpe salís y hay una sala llena de artistas aplaudiéndote de pie. Es un contraste tan grande que cuesta ponerlo en palabras.

Lo primero que sentí fue mucho alivio, gratitud y felicidad. Pero también una parte mía no terminaba de creérselo.

Pasar de estar encerrado produciendo a exponerse así, de forma tan directa, es como cruzar un umbral interno. Costó un poco, pero valió todo.

Para alguien que conectó mucho con tu disco ¿Qué le podrías compartir desde tu experiencia para prestarle atención en sus primeros años de producción?

Algo que a vos te hubiera servido escuchar al principio.

– Le diría que escuche más allá del sonido. Que escuche lo que siente cuando produce, lo que piensa de sí mismo cuando las cosas no salen, lo que calla cuando algo le incomoda. Que escuche su silencio también. Porque los primeros años de producción muchas veces se viven desde la imitación, desde la ansiedad, desde la necesidad de validarse. Y está bien, es parte del proceso. Pero llega un punto en el que uno tiene que elegir: seguir produciendo para pertenecer, o hacer algo que realmente tenga sentido para uno mismo.

A mí me hubiera servido que alguien me diga que el camino artístico no es lineal, no es limpio, y no está hecho para gustarle a todo el mundo. Pero sobre todo, me hubiera servido que me recalquen la importancia de conocerme y aceptarme como soy. Que está bien tener gustos raros, referencias raras, formas raras de entender el arte y el mundo. Durante años me rechacé a mí mismo solo para sentir que encajaba un poco más. Me escondí. Cambié cosas que amaba solo para no sentirme tan excluido. Y al final, lo que me salvó fue hacer lo contrario: abrazar lo que soy, confiar en mis formas, y hacer algo desde ahí, sin pedir permiso.

Porque si algo creo profundamente, es que este mundo necesita más personas que hagan cosas raras, sensibles, diferentes. Necesita más gente que se anime a ser fiel a su mirada.

EXILIO es eso para mí. Una decisión. Una afirmación. Una forma de decir “así soy, y esto tengo para dar”.


Esta publicación tiene material adicional reservado para [* suscriptores]

Esta publicación tiene material adicional reservado para
[* suscriptores]